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Qué es la tasa de interés y cómo impacta tus préstamos, ahorros y deudas

La tasa de interés es un término financiero que encontramos con frecuencia en nuestro día a día: ya sea en aplicaciones bancarias, créditos de consumo, o en anuncios de productos que se pueden pagar en cuotas.

Aunque a simple vista pueda parecer un tema técnico o exclusivo del ámbito económico, la realidad es que tiene una influencia directa en nuestras decisiones financieras. Afecta desde la compra de una vivienda o un vehículo, hasta algo tan cotidiano como ahorrar dinero.

Por eso, comprender cómo funciona no es sólo útil, sino esencial. Puede ser la clave que determine si logras tus objetivos financieros o si te quedas a medio camino.

¿Qué es la tasa de interés?

La tasa de interés es el porcentaje que se aplica por el uso del dinero durante un tiempo determinado, según explica Experian en un comunicado.

Por ejemplo, cuando solicitas un préstamo o utilizas una tarjeta de crédito, esta tasa representa el costo que asumes por disponer de ese dinero. En cambio, si colocas tu dinero en una cuenta de ahorros o haces una inversión, la tasa de interés se convierte en la ganancia que obtienes por permitir que el banco lo administre.

En ese contexto, cuando la tasa aumenta, los créditos —como los de consumo o hipotecarios— se vuelven más costosos, lo que limita el acceso y eleva las cuotas mensuales, desincentivando el endeudamiento y moderando el consumo. Por el contrario, una reducción en la tasa facilita el acceso al financiamiento y promueve el dinamismo económico.

¿Cómo afecta a tus metas cuando sube o baja?

  1. Créditos: Cuando la tasa de interés se incrementa, acceder a financiamiento resulta más costoso. Esto aplica a hipotecas, tarjetas de crédito y préstamos de consumo, generando cuotas más elevadas y un mayor pago de intereses. Por ejemplo, un crédito hipotecario puede terminar costándote millones adicionales si la tasa pasa del 3% al 6%.
  2. Tasa fija o variable: Entender esta diferencia es clave, ya que define no sólo cuánto vas a pagar en el presente, sino también en el futuro. Mientras la tasa fija ofrece estabilidad en los pagos, la tasa variable puede aumentar o disminuir con el tiempo, afectando directamente tu planificación financiera.
  • Tasa fija: te brinda estabilidad y control. Al conocer de antemano cuánto pagarás cada mes, puedes organizar tu presupuesto con mayor precisión. Es una excelente opción para objetivos a largo plazo, como adquirir una vivienda o costear una educación, ya que garantiza certeza financiera durante todo el período del crédito.
  • Tasa variable: implica pagos que pueden aumentar o disminuir con el tiempo. Si la tasa baja, puedes ahorrar más; pero si sube, deberás ajustar tu presupuesto, lo que podría significar reducir otros gastos o postergar metas importantes. Es adecuada para quienes cuentan con cierta flexibilidad económica y están preparados para manejar esos cambios. Por ejemplo, si estás reuniendo capital para un emprendimiento, un alza inesperada en las cuotas podría frenar o retrasar tu proyecto.
  1. Plazos: La duración de un crédito influye directamente en tus finanzas personales y en la forma en que alcanzas tus objetivos económicos. Un plazo largo suele traducirse en cuotas mensuales más bajas, pero también en un mayor pago de intereses a lo largo del tiempo. Aunque pagar menos cada mes puede parecer más cómodo, al final terminas gastando mucho más. Por eso, este tipo de financiamiento solo se recomienda para bienes duraderos, como una vivienda o una formación académica.

En cambio, para bienes de consumo rápido, es preferible optar por plazos cortos. Un consejo útil: no financies a largo plazo algo que se agota antes de que termines de pagarlo. Si el producto tiene una vida útil de 6 meses, no deberías endeudarte por 24 meses para adquirirlo.